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sábado, 3 de septiembre de 2011

Atenas

Sociedad ateniense

Licio era un hombre joven que se había convertido en esclavo luego de perder sus cosechas por culpa de una plaga que atacó su campo. Era costumbre de su tierra, en Asia, que los hombres que no podían afrontar sus deudas pagaran con su libertad. A él lo compró un rico terrateniente griego llamado Anaxímeres, en el mercado de la ciudad de Atenas. Anaxímeres, que vivía en una bella mansión de esa ciudad, se dedicaba, como el resto de los hombres nacidos en Atenas, a los asuntos relativos al gobierno de la ciudad, asistir a las asambleas y demás. Pero su riqueza provenía de las aceitunas, los aceites y los vinos que se producían en sus campos, que estaban en los alrededores de la ciudad. Allí fue llevado el esclavo Licio para trabajar en los olivares.
Cuando llegó a la finca un hombre con una vara le indicó que se incorporara a la cuadrilla de esclavos, y Licio que no estaba acostumbrado a la esclavitud, y conocía el idioma de los griegos, le preguntó por qué había tantos esclavos en el campo.
–Porque sin esclavos no se puede trabajar la tierra –respondió el hombre sorprendido por la pregunta–. Aquí, los terratenientes no quieren saber nada de trabajar la tierra y por eso compran esclavos. Y ya no preguntes más. ¡A trabajar! –gritó amenazadoramente.
–¿Usted es el dueño de estos hombres? ¿Usted es quién me compró?
–No, que va, yo también soy esclavo –dijo el hombre de la vara un poco apenado–, pero como sé hablar griego me pusieron de capataz, y si tienes suerte puede que te ocurra lo mismo, o que el amo te lleve a trabajar a la mansión porque te defiendes bastante bien con el idioma.  En cambio, estos son como animales que no reconocen el idioma de sus amos.
-- Y ¿todos los extranjeros son esclavos en Atenas?
-- Claro que no, muchos hombres llegan a esta polis y hacen grandes fortunas trabajando como artesanos o comerciantes.
Licio terminó su día de trabajo con la puesta del sol y, de camino a las barracas donde dormían los esclavos, vio a otros hombres trabajando en un huerto. Se acercó al capataz para preguntarle si esos también eran esclavos.
–No, son campesinos pobres, son griegos y libres. ¡Bah! Libres es una forma de decir, porque en realidad son tan pobres como nosotros y también tienen que trabajar para los terratenientes, pero por lo menos pueden participar en las asambleas. Y ya no te acerques para hacerme preguntas, porque vas a meterme en problemas.
-- No no, una pregunta más, ¿Las mujeres también pueden participar en esas asambleas?
-- ¡No!, las mujeres no participan en ninguna de las actividades públicas, salvo en los espectáculos teatrales o los rituales religiosos. Las únicas que verás en la calle son esclavas o campesinas, el resto permanecen en sus casas todo el día. 
 

- LOS CIUDADANOS
  • Los ciudadanos eran los hombres de Atenas nacidos de padre y madre atenienses. Ricos o pobres, gozaban de los derechos de la ciudadanía y podían formar parte del gobierno de la polis.
- LOS METECOS
  • Los metecos eran los extranjeros que vivían en Atenas y se dedicaban mayoritariamente al comercio y a la artesanía. Pagaban impuestos y formaban parte del ejército. Aunque eran libres, no se consideraban ciudadanos de Atenas. Por lo tanto, no podían votar, ni podían ser elegidos gobernantes.
- LOS ESCLAVOS
  • Los esclavos solían ser prisioneros de guerra, hijos de esclavos o prisioneros de los piratas. Eran hombres y mujeres que no eran libres, sino que tenían un dueño. No los consideraban como personas y trabajaban duramente en las minas, en las canteras o en el campo. Formaban la mayor parte de la población griega.

- LAS MUJERES (libres) 

  • Las mujeres permanecían bajo la autoridad de un tutor hombre, ya que consideraban que era necesario proteger el honor de las mismas. Hasta la pubertad se encontraban bajo la protección de su padre, y luego contraían matrimonio, en general con hombres de aproximadamente 30 años, y pasaban a estar bajo la tutela de sus esposos. A partir de ese momento, la mayoría permanecía en su hogar, dedicadas al hilado y tejido,  en una habitación específica del mismo denominada gineceo, a la cual solo podían acceder las mujeres. No participaban de la vida pública salvo actividades especiales como algunos rituales religiosos o espectáculos teatrales.
    Existen excepciones de mujeres que tenían una mayor participación en la vida pública de Atenas:
    - Las mujeres de los sectores más pobres que tenían que trabajar fuera de su hogar como sus esposos, para abastecer a sus familias.
    - Hetairas: mujeres educadas que participaban de los banquetes de los ciudadanos de sectores económicos más altos, en los que se discutían diferentes temas relativos a la polis.
  
Vivienda griega donde se observa la habitación del gineceo, exclusiva de las mujeres, y el andron (sala de los hombres).

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